LA PINTURA DE LA VOZ, VIRGINIA GIL RODRÍGUEZ
martes, junio 19, 2018
¿Has pensado alguna vez lo que ocurriría si dejásemos de escribir a mano?
Si en un libro las letras son imprescindibles, en esta historia cobran un protagonismo especial.
Hay letras que corretean, letras que conversan, letras en apariencia sin alma y letras que solo piden ser abrazadas.
Hay también una escritora perdida entre prisas y pantallas y una abuela en un pueblo detenido en el tiempo.
La pintura de la voz evoca el poder de la escritura manuscrita, la importancia del contacto personal, el amor incondicional entre una nieta y su abuela.
La pintura de la voz nos invita a recordar de dónde venimos para saber hacia dónde vamos; a rememorar que ningún lugar está lejos.
OPINIÓN:
Solo hace falta mirar a nuestro alrededor para comprender que cada vez más, en nuestro día a día los móviles y la tecnología, en general, parecen haberlo ocupado todo. Se ha perdido la esencia de salir a hablar mientras te tomas un café sin un móvil de por medio, todos (yo incluida) estamos enganchados a la tecnología y parece que esto nos hace olvidar las buenas costumbres. Las de escribir a mano, las de hablar y relacionarnos con algo que no sea una pantalla.
Esta especie de cuento nos traslada a lo que podría ser una futuro no muy lejano, un futuro dominado por la tecnología. En ese futuro artificial y aséptico es donde conocemos a Zoe, una joven escritora, cuya vida está centrada en crear nuevas historias con las que deleitar a sus lectores. Sin embargo, sus letras son artificiales, toda su vida está informatizada y escribir a mano parece algo que quedó mucho tiempo atrás. Ni siquiera recuerda hacerlo. Por eso se extraña cuando la Presidenta Mundial avisa a todos los ciudadanos de que están en Estado de Alarma. Se necesita recuperar la palabra escrita, si no lo hacen la escritura podría perderse para siempre y con ella todas las emociones y sensaciones que de ella se derivan.
Zoe de pronto recuerda a su abuela, siempre rodeada de papel y lápiz. También es consciente de que hace mucho tiempo que no la ve, así que no encuentra mejor momento para ir a visitarla a ese pueblo apartado de la tecnología que aún mantiene las tradiciones. Ella le enseñará a escribir, está segura.
Precisamente en ese reencuentro entre Zoe y su abuela, un reencuentro precioso que me ha recordado a los momentos que yo pasaba con la mía, es donde vemos el daño que ha producido la tecnología y hacia dónde se dirigirá nuestro propio futuro si no tomamos distancia de tanto modernismo. Y a Zoe le abrirá los ojos una pequeña historia del pasado, que su abuela le cuenta, sobre un niño que tenía la misión de proteger a las letras.
Es así como Virginia vuelve a deleitarnos con su característico estilo y nos regala una especie de cuento, casi una fábula con moraleja, que nos invita a reflexionar hacia dónde se dirigirá nuestro futuro si no tomamos distancia de la tecnología y esta acaba por acaparar toda nuestra vida.
No solo nos permite reflexionar sobre la invasión tecnológica y los efectos de esta, también sobre la palabra escrita. El hecho de escribir a mano se está perdiendo y alterando para convertirse en meros caracteres informáticos que acaban con la belleza de la escritura.
Pero además, Virginia nos da una lección aún más poderosa: hay que luchar contra la distancia que tomamos de los que más queremos. No solo las comodidades de nuestra época provocan que las relaciones sean cada vez más frías y escasas, también lo determina nuestro propio ritmo de vida. De vez en cuando es necesario frenar y dedicar un rato a los nuestros. Es liberador y actúa como bálsamo sobre aquello que nos genera malestar.
En psicología, una de las cosas más importantes que aprendí fue que el contacto con las personas, el apoyo social es la terapia más efectiva. Algo tan sencillo como quedar a tomar un café y estar un rato hablando sobre lo que nos preocupa o nuestro día a día, puede ser más efectivo que cualquier terapia psicológica. Así que si nos relacionamos más con aquellas personas importantes en nuestra vida, no solo será beneficioso para ellos, también para nosotros.
Cuando somos pequeños lo primero que nos enseñan en la escuela es a escribir, las letras y su caligrafía. Pero estas acaban por verse sepultadas por la importancia de los números, quedando en un segundo plano. La palabra escrita está minusvalorada, por eso es tan importante no olvidarla, recordar que gracias a ella se crean historias como esta y a nosotros disfrutarlas. Así que solo me queda invitaros a leer a Virginia, sus historias siempre permiten tomar distancia y reflexionar a través de personajes carismáticos y tiernos que nos hacen ver las cosas más sencillas desde otra perspectiva.
Zoe de pronto recuerda a su abuela, siempre rodeada de papel y lápiz. También es consciente de que hace mucho tiempo que no la ve, así que no encuentra mejor momento para ir a visitarla a ese pueblo apartado de la tecnología que aún mantiene las tradiciones. Ella le enseñará a escribir, está segura.
Precisamente en ese reencuentro entre Zoe y su abuela, un reencuentro precioso que me ha recordado a los momentos que yo pasaba con la mía, es donde vemos el daño que ha producido la tecnología y hacia dónde se dirigirá nuestro propio futuro si no tomamos distancia de tanto modernismo. Y a Zoe le abrirá los ojos una pequeña historia del pasado, que su abuela le cuenta, sobre un niño que tenía la misión de proteger a las letras.
Es así como Virginia vuelve a deleitarnos con su característico estilo y nos regala una especie de cuento, casi una fábula con moraleja, que nos invita a reflexionar hacia dónde se dirigirá nuestro futuro si no tomamos distancia de la tecnología y esta acaba por acaparar toda nuestra vida.
No solo nos permite reflexionar sobre la invasión tecnológica y los efectos de esta, también sobre la palabra escrita. El hecho de escribir a mano se está perdiendo y alterando para convertirse en meros caracteres informáticos que acaban con la belleza de la escritura.
Pero además, Virginia nos da una lección aún más poderosa: hay que luchar contra la distancia que tomamos de los que más queremos. No solo las comodidades de nuestra época provocan que las relaciones sean cada vez más frías y escasas, también lo determina nuestro propio ritmo de vida. De vez en cuando es necesario frenar y dedicar un rato a los nuestros. Es liberador y actúa como bálsamo sobre aquello que nos genera malestar.
En psicología, una de las cosas más importantes que aprendí fue que el contacto con las personas, el apoyo social es la terapia más efectiva. Algo tan sencillo como quedar a tomar un café y estar un rato hablando sobre lo que nos preocupa o nuestro día a día, puede ser más efectivo que cualquier terapia psicológica. Así que si nos relacionamos más con aquellas personas importantes en nuestra vida, no solo será beneficioso para ellos, también para nosotros.
Cuando somos pequeños lo primero que nos enseñan en la escuela es a escribir, las letras y su caligrafía. Pero estas acaban por verse sepultadas por la importancia de los números, quedando en un segundo plano. La palabra escrita está minusvalorada, por eso es tan importante no olvidarla, recordar que gracias a ella se crean historias como esta y a nosotros disfrutarlas. Así que solo me queda invitaros a leer a Virginia, sus historias siempre permiten tomar distancia y reflexionar a través de personajes carismáticos y tiernos que nos hacen ver las cosas más sencillas desde otra perspectiva.
29 comentarios
No me importaría leerlo,En la Calle Mayor me gustó más de lo que esperaba pero de momento estoy atascada de lecturas.
ResponderEliminarUn beso
La autora me gusta. Leí una novela anterior y la disfruté mucho. Así que podría leer esta también si no tuviera tanto acumulado.
ResponderEliminarUn beso ;)
Coincidimos en opinión, con una historia sencilla se reflexiona sobre temas muy importantes y actuales. A mí también me gustó mucho.
ResponderEliminarBesos
¡Hola!
ResponderEliminarTiene buena pinta por lo que nos cuentas. Me encantan las historias con moraleja y crítica hacia dónde nos estamos encaminando. Creo que es necesario reflexionar como nos dices que hace la escritora.
No obstante, si algo me echa para atrás, es esa ambientación futurista y tan de ciencia ficción. Creo que me hubiese atraído más la idea de ambientarla en una atmósfera más real y contemporánea, pero lógicamente yo no soy quien ha escrito el libro.
Aún así, seguiré de cerca este título por si en algún momento caigo y descubro ese estilo del que nos hablas.
Muchas gracias por la reseña.
¡Un abrazo grande!
Yo aún me acuerdo de un curso que hice casi todo a ordenador, y cuando tomaba anotaciones a mano, mi compañera me dijo "¡Qué rápido escribes! Yo ya he perdido práctica". Es de esas tonterías que se te quedan, porque me daba a entender que estaba olvidando algo tan común como es escribir. Por no practicar. Y sin embargo tenía una destreza loca tecleando en el móvil, claro. Cuántas otras veces no me ha pasado que quedo con alguien y en lugar de hablarme saca el móvil y contesta un mensaje que acaba de llegar, o quedamos a tomar un café pero por favor, que el teléfono esté en la mesa. Buah, cuando quedo con alguien que ignora su teléfono para estar conmigo es la mejor sensación del mundo jajajaja. ESA es la gente que aún recuerda las cosas verdaderamente importantes. Y da miedo ver que la tecnología avanza y se va comiendo todo lo demás, nos hace menos humanos y mucho más solitarios, encerrados en nuestro caparazón.
ResponderEliminarEa, reflexión al canto y todo esto a cuento de tu reseña jajaja. Me parece un libro muy interesante, y sobretodo la visión de Zoe como una niña, porque son los que van a crecer en éste mundo ya tan tecnológico que apenas les hace falta el uso de papel y boli. Muy triste. Yo que aún soy de comprarme bolígrafos de mil y un colores porque me encanta tomar notas de casi todo... apppff. Y también tu aportación de psicólga, que como he dicho antes comparto. Nada mejor que un café con tu gente, eso si, sin el móvil a mano o acabaré de peor humor del que llegué :)
Un besazo!!
Me encantó, una novela deliciosa que te hace reflexionar.
ResponderEliminarBesos
Pues quizás más adelante me anime, pero por ahora sigo firme en mi propósito de desatascarme y no añadir más títulos para este verano.
ResponderEliminarUn beso
Hola! Pese a que no es lo que suelo leer me gusta mucho lo que cuentas de este cuento y creo que podría gustarme por toda esa moraleja que esconde entre sus páginas. Me parece muy interesante y en cuanto pueda me haré con él.
ResponderEliminarBesos!
¡Hola Cris!
ResponderEliminar¡Sí, sí y sí! Me ha encantado tu reseña y creo que este libro me encantaría y lo disfrutaría muchísimo. Soy una firme defensora de que los niños sigan aprendiendo a escribir con papel y lápiz porque se aprende mucho más que reglas gramaticales como a transmitir sentimientos o a redactar diferente, incluso. Sino, acabaremos llegando al futuro que describe el libro en muy poco tiempo, ya verás.
Y que una prestigiosa psicóloga como tú diga que una conversación y un contacto con alguien hace más que cualquier terapia, me parece muy llamativo pero muestra lo que es una realidad: "un café o unas cañas con unas amigas resolviendo el mundo son la mejor solución a cualquier problema".
Dicho esto, creo que esta será el libro que elija cuando quiera y tenga tiempo de iniciarme con esta autora.
Un besote
Leí otra reseña no recuerdo ya dónde y desde el primer momento me llamó la atención. Me parece que lanza un mensaje muy interesante y necesario. Al margen de eso parece entretenido. Me alegro que también tú lo hayas disfrutado.
ResponderEliminarUn beso ;)
Me la llevo apuntada que me ha gustado mucho lo que cuentas de esta historia, un beso
ResponderEliminarHola, Cris. Yo tengo mis dudas, pero si a ti te ha gustado me fió y si me llega la leeré. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn beso.
Esta la voy a dejar pasar. No me veo con ella.
ResponderEliminarLeí el primer libro de la autora y me gustó mucho, así que tengo pendientes tanto este como el anterior.
ResponderEliminarUn beso :)
Parece un experimento interesante, pero no tengo claro que sea para mi
ResponderEliminarBesos
¡Hola! Me ha encantado esta entrada y especialmente lo que comentas en los dos últimos párrafos. Tomo nota porque me has dejado con las ganas. Un besote :)
ResponderEliminarHola, por lo que cuentas me parece bien interesante. Gracias por tu reseña
ResponderEliminarSaludos!
Una novela preciosa que te hace pensar
ResponderEliminarBesos
Ay esta me parece una historia que tiene que ser preciosa e ideal para los coles, porque es verdad y cada día va a ser un problema mayor...
ResponderEliminarUn beso!
Esta vez no me animo, no lo veo para mí.
ResponderEliminarBesos.
De Virginia leí "En la calle Mayor", que me sorprendió y me gustó mcuho, y tengo esperando en la estantería la segunda parte. En cuanto la lea me hago con esta historia porque tiene una pinta preciosa.
ResponderEliminar¡Besote!
¡Hola! No conocía el libro pero tiene buena pinta. Es muy probable que me anime.
ResponderEliminarUn saludo
Y no hay que olvidar la escritura terapéutica... ;)
ResponderEliminarYa sabes que he leído todo lo que Vir ha publicado y soy muy fan de sus historias y de los mensajes que nos transmite a través de ellas...
Un besazo!!
La tengo en el ebook, pero ando más que cargada. A ver si le hago un hueco y la disfruto tanto como tú.
ResponderEliminarBesos
¡Hello Cris!
ResponderEliminarJolines pero que pedazo de libro. Le decía a Sandra que la odiaba por tener que añadir más libros a mi lista de deseos pero claro, ¿cómo perderme este ejemplar siendo maestra? Estoy total, absoluta y plenamente de acuerdo con Virginia. Dicen que el nacimiento de la escritura es el origen de la vida (si mal no recuerdo era algo así). A partir de ella todo quedaría por escrito. Lo que decimos podría ser guardado.
Me incluyo también en la obsesa de la era tecnológica. Ya no solo por el hecho de interactuar con otras personas, sino porque la digitalización ha llegado también para la literatura. Leer en e-book es cada día más común y, en casos prácticos, una manera de salvar la naturaleza.
Si lo primero que empiezan a aprender los niños pequeños es a comunicarnos de diferentes formas y esto es por algo. El ser humano necesita relacionarse. Da igual el cómo, solo importa el qué. Mediante lengua de signos, braille, gesticulaciones, oralmente... La comunicación es el pilar fundamental de la vida de cualquier persona. Las cartas, las notitas del institutoo las declaraciones de amor han pasado a ser una reliquia. Es duro ver la realidad de lo que estamos perdiendo. Todo lo que se ha ido construyendo con mucha dificultad y tesón va desapareciendo, se va devaluando. Coincido contigo en que las personas que son de número no le dan importancia a la escritura, al poder del lenguaje; bien sea escrito u oral. Desprestigian su poder frente al de los algoritmos. Solo me queda dejar mis esperanzas en la educación emocional, ahí no hay número solo necesidad de comunicación. A veces con nosotros mismos o, en este caso concreto, Zoe con su abuela.
Espero de corazón que no llegue ese estado de alerta aquí; aunque es tan necesario. Nuestras habilidades sociales se están perdiendo, ya no sabemos cómo desenvolvernos en sociedad; está cambiando muy apresuradamente y veremos como esto afecta a nuestra forma de comunicación. Y, por desgracia la primera que se verá perjudicada es la escritura.
Ojalá Virginia acoja más problemáticas y les de el valor que se merecen. Que aunque sea a través del papel nos percatemos de las dificultades, las capacidades y los valores que se están perdiendo que son muchos.
¡Gracias por la reseña! Desde luego que este libro va de cabeza, espalda y culo a mi lista.
Un besazo guapísima.
Etérea
Hola! muy interesante el tema para reflexionar, no me importaría para nada leerlo, veré si lo consigo.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola preciosa!
ResponderEliminarNo he leído nada de esta autora pero si que siento curiosidad por sus libros, no me importaría darle una oportunidad a este.
−Fantasy Violet−
Besotes! ♥
¡Hola, Cris! ^^
ResponderEliminar¿Qué tal? :D Yo estoy ya casi acabando - bueno, en verdad me queda la peor parte xD Mierda de organización de exámenes, en serio -. En tres semanitas seré libre y... ¡¡qué ganitas!! ^^ Espero que todo te vaya genial y, oye, a disfrutar de este calor del infiernito; que es un asco y tal pero, anda que no sientan bien las tardes de verano :) esas perras perras en las que hasta respirar da pereza. Ais, qué ganas jajajajajajajajaja
Vale, pasando a la reseña... pues que me lo llevo apuntado. Estoy muy de acuerdo en lo que comentas de lo pegados que estamos a la tecnología. Sin ir más lejos, cuando estás comiendo con las amigas encima de la mesa lo primero que aparecen son los móviles. Lástima de aceitunas y chorraditas varias de aperitivo, ya no lucen ni al principio xD De hecho, es una pena porque, como comentas, lo hacemos todas y todos. Qué mal. Ais.
Me gusta la idea de la historia :) Me parece muy tierno que la protagonista vuelva al pueblo de su abuela para recuperar la escritura. ¿Así que te recordó a tus propias tardes con la tuya? Eso es muy bonito, Cris :)
Es verdad que, poquito a poco, se da más importancia a los números que a las letras. Sólo hace falta pensar en la batalla campal de siempre de los bachilleres de ciencias y letras. En fin. Cuando era pequeña - sí, sí, yo aquí soltándote la chapa xD - me acuerdo de que escribía cartas a mi abuela y a mis tíos. Lo típico de que coges un papel bonito con un sobre de ositos, paisajes, etc., y garabateas cuatro tonterías. Pues oye, que cuando mi abuela lo saca de vez en cuando me hace ilusión. Lo triste es que no creo que vuelva a mandar una carta, al menos no de las buenas. Las solicitudes ya van a parte jajajajajajajajaja
Me alegro de que hayas podido disfrutar de la novela :) La reseña, como siempre, te ha quedado maravillosa. Tú siempre dejando con los dientes largos ;D
¡Un besazo muy pero que muy grande y que pases un maravilloso fin de semana, guapísima! ^^
Hola
ResponderEliminarQué portada tan preciosa. Y la prota se llama Zoe, como mi garita, jeje.
Me gusta que sea un libro con moraleja, siempre es bueno que tras unas páginas nos deje algo que aprender.
Y reflexionando el tema de las nuevas tecnologías, la verdad es que sí. Yo misma reconozco que tengo mis días de enganche puro. No nos están haciendo mucho bien. Pero ahí debemos estar nosotros y poner distancia.
Besos.