Un día tórrido de verano la inspectora Elena Blanco, al frente de la Brigada de Análisis de Casos, irrumpe en la vivienda de una familia de clase media y llega hasta la habitación del hijo adolescente. En la pantalla de su ordenador se confirma lo que temían: el chico está viendo una sesión snuff en directo en la que dos encapuchados torturan a una chica. Impotentes, presencian cómo el sádico espectáculo continúa hasta la muerte de la víctima de la que, de momento, no conocen el nombre. ¿Cuántas antes que ella habrán caído en manos de la Red Púrpura?
La BAC ha estado investigando a esta siniestra organización desde que salió a relucir en el caso de «la novia gitana». Durante meses ha recopilado información de este grupo que trafica con vídeos de violencia extrema en la Deep Web, la cara oculta de la Red. Y a lo largo de todo este tiempo, Elena Blanco ha mantenido en secreto, incluso para su compañero el subinspector Zárate, su mayor descubrimiento y temor: que la desaparición de su hijo Lucas cuando no era más que un niño pueda estar relacionada con esa trama macabra.
¿Dónde está? ¿Quién es realmente ahora? ¿Y cuáles son los límites que está dispuesta a transgredir para llegar a la verdad?
OPINIÓN:
Hace tres meses me decidí a leer "La novia gitana", la entrega anterior al libro que os traigo hoy, y así me acerqué al fenómeno en el que se ha convertido Carmen Mola. Ese seudónimo que parece esconder un nuevo autor con el que los amantes del género nos estamos frotando las manos, porque si sigue escribiendo como hasta ahora, nos esperan grandes historias.
"La red púrpura" comienza poco tiempo después de donde se cerró su primera entrega, ahora Elena y su equipo tienen entre manos una nueva investigación relacionada con ese final. Están detrás de la Red Púrpura, una organización que se dedica a la venta comercial de películas snuff. O lo que es lo mismo, películas de extrema violencia donde se muestra personas a las que se tortura o mata de forma real, con el único objetivo de conseguir dinero a través de sus visualizaciones. Lo realmente complicado es que la red opera en la deep web, el internet más profundo y oscuro en el que se esconde la peor calaña. Y entrar ahí no es fácil, ni siquiera para los mejores expertos en informática.
La historia arranca con el equipo a punto de intervenir en una operación relacionada con la investigación. Tienen una pequeña pista que podría acercarles a las personas que están detrás de todo, solo tienen que actuar. Así es como acaban entrando en una casa y descubriendo a un menor visualizando uno de esos macabros vídeos. No es lo que esperaban, ni siquiera se le acerca, pero les servirá para ir tirando de una madeja que cada vez se volverá más enrevesada.
La diferencia de esta historia es que para Elena esta investigación no será como la anterior, aquí su implicación será máxima. Se convierte en algo personal, pues parece que su hijo desaparecido podría tener algo que ver con esta red de vídeos macabros. El problema es que ni ella misma está segura de hasta qué punto su hijo sigue siendo aún una víctima o se ha pasado al otro bando. Pero eso es un tema que se reservará para ella.
"Sigue adentrándose en el mar hasta que el agua la cubre y, entonces, rompe a llorar y sus lágrimas se mezclan con el océano."
Elena es muy "suya", una mujer peculiar que gusta de la soledad o de beber grappa hasta caer dormida. Su vida, la desaparición de su hijo y todo lo que vino después la empujó a convertirse en lo que es ahora. Y si en el primer libro ya vimos cuál era su esencia y cómo era con sus compañeros, en este segundo Elena casi pasa a ser una desconocida para nosotros e incluso llega a eclipsar un poco al resto de personajes. Alcanza su propio límite personal, no tiene nada que perder, al contrario, puede ganar saber más de su hijo. Y para ello no dudará en llevarse por delante lo que haga falta, sin pensar en nada ni en nadie. Sé que a muchos lectores esto les ha chirriado, pero yo he llegado a comprender su forma de actuar, pues a ella lo único que la mantiene en pie es su hijo y está claro que hará lo que sea para conseguir saber más sobre lo que pasó con él.
"El trabajo y la obsesión de encontrar a su hijo la sostienen. Le dan la esperanza de que, cuando llegue al final, el viaje habrá merecido la pena."
El resto del equipo siguen siendo parte clave de todo, se complementan a la perfección y cada uno sabe lo que tiene que hacer. Veremos más acercamientos e incluso conoceremos parte importante de la vida de alguno. Es cierto que quizás no tengan tanto protagonismo como en la anterior novela, pero para mí esto no fue un aspecto negativo...creo que el desarrollo de la historia empujaba a que todo estuviera más centrado en Elena.
"La red púrpura" es una novela negra a ritmo de thriller que nos trae de nuevo a un equipo de policías que ya dejaron el listón alto en la primera entrega y a los que es fácil coger cariño. Esta vez su historia nos acerca a un mundo perverso y oscuro relacionado con todo lo que esconde la deep web, un tema que hace pensar en cuál es el límite de la maldad humana. Pone los pelos de punta plantearse que realmente esto pueda estar ocurriendo sin ni siquiera nosotros saberlo.
"El mundo está enfermo de violencia. Hay personas enganchadas a la violencia en cualquiera de sus formas. Y todavía nadie se ha preocupado de conseguir una cura."
Para mí, Carmen Mola vuelve a conseguir crear una historia absorbente e interesante, que consigue dejarnos con ganas de más. Algo que probablemente ocurrirá, pues según me han chivado recientemente, parece que podremos disfrutar una vez más de sus protagonistas.
La historia arranca con el equipo a punto de intervenir en una operación relacionada con la investigación. Tienen una pequeña pista que podría acercarles a las personas que están detrás de todo, solo tienen que actuar. Así es como acaban entrando en una casa y descubriendo a un menor visualizando uno de esos macabros vídeos. No es lo que esperaban, ni siquiera se le acerca, pero les servirá para ir tirando de una madeja que cada vez se volverá más enrevesada.
La diferencia de esta historia es que para Elena esta investigación no será como la anterior, aquí su implicación será máxima. Se convierte en algo personal, pues parece que su hijo desaparecido podría tener algo que ver con esta red de vídeos macabros. El problema es que ni ella misma está segura de hasta qué punto su hijo sigue siendo aún una víctima o se ha pasado al otro bando. Pero eso es un tema que se reservará para ella.
"Sigue adentrándose en el mar hasta que el agua la cubre y, entonces, rompe a llorar y sus lágrimas se mezclan con el océano."
Elena es muy "suya", una mujer peculiar que gusta de la soledad o de beber grappa hasta caer dormida. Su vida, la desaparición de su hijo y todo lo que vino después la empujó a convertirse en lo que es ahora. Y si en el primer libro ya vimos cuál era su esencia y cómo era con sus compañeros, en este segundo Elena casi pasa a ser una desconocida para nosotros e incluso llega a eclipsar un poco al resto de personajes. Alcanza su propio límite personal, no tiene nada que perder, al contrario, puede ganar saber más de su hijo. Y para ello no dudará en llevarse por delante lo que haga falta, sin pensar en nada ni en nadie. Sé que a muchos lectores esto les ha chirriado, pero yo he llegado a comprender su forma de actuar, pues a ella lo único que la mantiene en pie es su hijo y está claro que hará lo que sea para conseguir saber más sobre lo que pasó con él.
"El trabajo y la obsesión de encontrar a su hijo la sostienen. Le dan la esperanza de que, cuando llegue al final, el viaje habrá merecido la pena."
El resto del equipo siguen siendo parte clave de todo, se complementan a la perfección y cada uno sabe lo que tiene que hacer. Veremos más acercamientos e incluso conoceremos parte importante de la vida de alguno. Es cierto que quizás no tengan tanto protagonismo como en la anterior novela, pero para mí esto no fue un aspecto negativo...creo que el desarrollo de la historia empujaba a que todo estuviera más centrado en Elena.
"La red púrpura" es una novela negra a ritmo de thriller que nos trae de nuevo a un equipo de policías que ya dejaron el listón alto en la primera entrega y a los que es fácil coger cariño. Esta vez su historia nos acerca a un mundo perverso y oscuro relacionado con todo lo que esconde la deep web, un tema que hace pensar en cuál es el límite de la maldad humana. Pone los pelos de punta plantearse que realmente esto pueda estar ocurriendo sin ni siquiera nosotros saberlo.
"El mundo está enfermo de violencia. Hay personas enganchadas a la violencia en cualquiera de sus formas. Y todavía nadie se ha preocupado de conseguir una cura."
Para mí, Carmen Mola vuelve a conseguir crear una historia absorbente e interesante, que consigue dejarnos con ganas de más. Algo que probablemente ocurrirá, pues según me han chivado recientemente, parece que podremos disfrutar una vez más de sus protagonistas.